La memoria de Benjamín Carrión, suscitador inagotable de la cultura, no puede quedar en el olvido. Una memoria que aún está latente en ésta su tierra nativa, en Ecuador, y por qué no en América. Una memoria que evoca la prosperidad y el dinamismo del Ecuador en la cultura. Un pilar esencial que forjó grandes ideales y acontecimientos que engrandecieron esa rebosante cultura ecuatoriana que la llevó orgulloso por el mundo. Qué orgullo que un hombre tan ilustrado, sabio y humanista, como Benjamín Carrión, haya visto la primera luz en Loja, el “Último rincón del mundo”, como él la catalogó.
Nacido un 20 de abril de 1897, se constituyó como el más joven de los hijos procreados por Manuel Alejandro Carrión Riofrío y Filomena Mora Bermeo. Cuando contaba con seis años de edad, su padre falleció, por lo que su madre y su hermano Héctor Manuel, le propiciaron las primeras letras, las que incluían francés y lecturas de literatura francesa del siglo XIX.
La secundaria la cursó en el “Bernardo Valdivieso”, siendo en ésta época que participaba de reuniones literarias organizadas por el Dr. Pío Jaramillo Alvarado, Gobernador de la provincia en ese entonces.
En 1916, se trasladó a Quito, e ingresó a la Universidad Central, en donde, en 1922, se incorporó como abogado, combinado su carrera con la literatura. Fue uno de los fundadores de la Federación de Estudiantes Universitarios del Ecuador (FEUE), Presidente de la Escuela de Derecho, y fue colaborador en la revista de la Facultad y en periódicos quiteños como “La Caricatura” y “El Día”, donde publicó artículos literarios y periodísticos.
Al graduarse de abogado, regresó a nuestra ciudad y contrajo nupcias con su prima segunda, Agueda Eguiguren Riofrío, el 19 de enero de 1923, con quien procreó tres hijos.
Desde 1925 hasta 1931, fue Cónsul de nuestro país en el puerto francés El Havre, periodo en donde entabló una muy entrañable amistad con reconocidos intelectuales de época, especialmente con la chilena Gabriela Mistral, quien obtendría el Nobel de Literatura en 1945. También aprovechó para hacer conocer al Ecuador dentro de la literatura, sobre todo lo de Pablo Palacio y la publicación de “Los que se van”, cuentos iconoclastas de Demetrio Aguilera Malta, Joaquín Gallegos Lara y Enrique Gil Gilbert.
Al culminar el consulado, regresó al Continente Americano para dar importantes impulsos a varias actividades políticas y literarias. Fue Secretario de la Legislación Ecuatoriana en la ciudad de Lima, Perú, en 1931, y al siguiente año militó el Partido Socialista Ecuatoriano, y durante tres meses fue Ministro de Educación en el gobierno de Alberto Guerrero Martínez. Desigualdades ideológicas fue la causa para que se separe del gobierno, y se una a la oposición política del régimen, siendo secretario del Partido Socialista.
Al aceptar ser Embajador del Gobierno de México, fue expulsado del partido en 1933.
Federico Páez le persiguió y le obligó a exiliarse en Colombia en 1936, ya que era opositor de su gobierno.
Fue Ministro Plenipotenciario de Bogotá con el Gobierno de Enríquez Gallo, en febrero de 1938, cargo que ocupó hasta mayo del año siguiente.
En vista del conflicto que el Ecuador atravesó con el Perú en 1941, Benjamín Carrión se dedicó a nuestra nación, y durante ésta década, en 1944, creó la Casa de la Cultura Ecuatoriana, su obra máxima y la mejor institución dentro de la cultura que actualmente lleva su nombre, y que sirve de modelo para otras partes del mundo.
Durante la década de los 50, puso voz atenta en el gobierno conservador de Camilo Ponce Enríquez.
En 1960 fue Jurado del Concurso Literario de la Casa de las Américas de Cuba, y tres años después fue desterrado por la Junta Militar del Gobierno Ecuatoriano. En este mismo año fue designado Catedrático en la Universidad Autónoma de México y estuvo como candidato a la vicepresidencia del Ecuador en binomio con Antonio Parra Velasco.
Al año siguiente fe nuevamente elegido Presidente de la Casa de la Cultura Ecuatoriana.
En 1965 fue Miembro Fundador de la Comunidad Latinoamericana de Escritores, y dos años después se adhirió al Jurado del Premio Internacional de Venezuela “Rómulo Gallegos”.
En 1968 fue Embajador en México.
Como hemos podido leer, los años 60 fueron para Benjamín Carrión muy fructíferos, ya que fue muy reconocido como literato y político a nivel del mundo, además que promocionó su idea de “la segunda independencia de América Latina”, es decir la socioeconómica, todo esto influenciado por la Revolución Cubana.
En 1978, fue Presidente de Honor del Comité Ecuatoriano de Solidaridad con Nicaragua, y Presidente del Tribunal Supremo Electoral, retirándose de este último por motivos de salud.
El 8 de marzo de 1979, a los 82 años de edad, falleció, dejando un legado cultural y político realmente extraordinario. El 27 de agosto este mismo año, la Cámara de Representantes del Ecuador, decidió dar su nombre a la Casa de la Cultura, en vista de sus amplísimos aportes a la cultura.
No hay comentarios:
Publicar un comentario