sábado, 31 de diciembre de 2011

GRATOS RECUERDOS DE ANTAÑO

-José Luis Íñiguez Granda-
¡Qué importante es la memoria de los ancianos! Memoria que guarda cosas valiosísimas, y que desde ya constituye un aporte a nuestra cultura.
En Loja esto es una tradición. Existen muchísimas personas, que para beneficio de nuestra sociedad, aún hablan de sus experiencias pasadas en la Loja de antaño. El paso de los años ha macado una huella imborrable en sus memorias, que se pierde en el momento que Dios dispone su viaje a la vida eterna, y no se los ha escuchado.
Ésta es la oportunidad para presentar a los amables lectores una recopilación de varias referencias de la vida de Loja otrora, que aunque pequeñas, en el fondo son muy significativas.
Feria de Septiembre
El Ab. Alberto Loján Idrovo, nacido en Loja pero domiciliado en Guayaquil, y fallecido el 16 de diciembre de 2010, alguna vez comentaba que la Feria de Septiembre se desarrolló por el Parque Bolívar, y que en ésta los comerciantes colocaban las “chinganas” (donde se expendían licores), en donde los azuayos, quienes eran los que más disfrutaban de la festividad, “se pasaban de copas”, bailaban y tocaban el típico acordeón con una gran alegría.
Barrio “El Plateado”
El Ab. Alberto Loján refería también que “El Plateado” lleva este nombre por la existencia de muchas piedras de color blanco. En este hermoso y pintoresco lugar, en 1909, se dio el nacimiento de uno de los mas grandes literatos, que llegó a triunfar a nivel nacional e internacional: Ángel Felisísimo Rojas (autor de Banca, El Éxodo de Yangana, Curipamba, El Club de los machorros, Un Idilio Bobo, El Busto de Doña Leonor, La Novela Ecuatoriana, Correrías Causales), quien al hablar de su lugar de su nacimiento expresa: “El camino de este lugar que era de herradura muy malo, en tiempos de lluvia se volvía muy resbaloso, -bien-, pero esto hacia la vida mas entretenida y pintoresca”.
Según el Ab. Alberto Loján, este inminente escritor no lleva el apellido de su padre, ya que su mamá es Filomena Rojas y él es Ángel Felicísimo Rojas. Pero solía decir que el papá de Ángel Felicísimo Rojas fue de apellido Ojeda y que fue abogado. Un interesante dato.
Siguiendo con lo de El Plateado, me comentó que de este rincón rural son los originarios de Loja, y que por supuesto aquí hubo hacendados, quienes les regalaron tierras a la gente humilde que vulgarmente se les llamaba “arrimados”.
Puente Bolívar
El Puente Bolívar es una obra de gran admiración, construida por arquitectos lojanos en una de las presidencias del Dr. Gabriel García Moreno. Según la tradición, la familia del Federalista Manuel Carrión Pinzano, tiene mucha relación con la construcción de esta reliquia arquitectónica.
Como representación del nombre que recibe, se muestra como símbolo  intangible  muy bien plasmada la letra “B”, en el centro o división de los dos arcos de media punta que lo hacen más característico todavía.
Cerca de este puente, se da la unión de los ríos Zamora y Malacatos, formando la tradicional “Y”, la cual era muy amplia en esos lejanos tiempos. En la actualidad, el puente se levanta majestuoso sobre el tranquilo rio Malacatos, dándole el complemento para que también sea un punto de inspiración y un lugar para pasar un buen momento, rememorando la histórica Loja.
En la parte izquierda de esta arquitectura de estilo romano, hubo una laguna artificial hecha de ladrillo, construida antes de 1920, con un islote en el centro. En esta pequeña isla reposaba una canoa, la cual servía para transportar pasajeros y para llevar carga a distintas partes de la ciudad, que venían de la Costa y de otras provincias vecinas. La laguna perteneció al Sr. Víctor Samaniego, quien habría construido la misma para distracción en los días domingos.
El hijo de Daniel Álvarez Burneo acostumbraba practicar la natación en estas aguas. Un día domingo el joven, -que también se llamaba Daniel como su padre- decidió lanzarse desde lo alto del puente, y al caer a las poco profundas aguas se golpeó la cabeza, lo cual consternó a la gente asistente de aquel día, quienes rápido lo sacaron, pero ya casi muerto. Lo llevaron a su casa pero efectivamente falleció. Como el filántropo perdió a su esposa y a su primogénito, dejó su inigualable fortuna a diferentes instituciones, como la Fundación Álvarez, el Colegio Técnico que lleva su nombre, etc.
Puente Santa Rosa
Puente Santa Rosa. (Gestión Cultural UTPL)  
El coterráneo Dr. Isidro Ayora Cueva, nació en Loja el 31 de agosto de 1879. Fue elegido por la Asamblea, Presidente Constitucional de la República del Ecuador en 1929, año en el cual construye la tan ansiada carretera por los habitantes lojanos, que partía desde el típico puente Santa Rosa, denominado así ya que mencionada carretera llegaba hasta ésta población en la provincia de El Oro. 
El Dr. Emiliano Ortega Espinoza escribió el Segundo Himno Lojano, titulado ALMA LOJANA, en la ciudad de Cuenca, en octubre de 1929. En esta magnifica composición existe una parte que dice: “seres extraños mi Loja habitarán…” pero ¿porqué escribió esto?...Inteligentemente porque aquel hombre tuvo una visión de lo que sería la construcción de esta carretera, por la cual arribaría a nuestra urbe gente de la Costa y de provincias vecinas, suceso que para los lojanos de ese entonces no era normal, ya que eran unos verdaderos seres extraños.
En antaño las carreteras se las hacia de manera manual, ya que en Loja no se contaba con maquinaria que facilitaría el trabajo, por lo que se las elaboraba “a pico y pala”. La carretera que conducía a Santa Rosa, partía desde la urbe, en un extremo de la histórica calle 10 de agosto, donde se construyó éste puente, el cual tenía dos arcos de media punta, elaborado con piedra y ladrillo por los mismos arquitectos que hicieron el puente Bolívar. De igual forma, fue hecho en estilo romano, en una de las presidencias de Gabriel García Moreno.
Este puente tan llamativo fue muy conocido en la Loja del ayer, lugar donde mucha gente se congregó a conversar y a pasar buenos momentos. Estuvo levantado sobre el pequeñito y acogedor rio Malacatos, rio que en aquel entonces tenía fácil acceso, ya que su orilla era un poquito más alta que su caudal.

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